MI PRIMERA CLASE
If we don’t reflect we
are teaching
In the dark
Llevé a cabo mi primera clase el tres de octubre. Para
comenzar con ella previamente había realizado un plan de clase, el cual me
ayudaría a mantener la mayoría de las situaciones bajo control. “El primer
principio consiste en conseguir la mayoría de información posible, sobre la
clase antes de acceder a ella”. (Aebli, 1998). Días antes de hacer dicho plan
había observado mi grupo designado, y les había entrevistado para conocer sus
gustos e intereses, por lo cual iba totalmente preparada, sin embargo, el plan
de clase es sólo una guía y no garantiza que todo marché a la perfección.
Inicié la clase con una conversación la cual pegué en el salón, y le entregué una a cada
alumno. Esta trataba sobre dos personas famosas que todos los alumnos conocían,
por lo que de entrada les llamó bastante la atención. Los estudiantes parecían
asombrados por el tipo de diálogo que les planteaba y los personajes
representados. Después de esto pasé rápidamente a leerla. Hice esto ya que los
contactos de luz del salón no servían y era difícil ponerles audio. En mi
parecer hubiese sido mejor haber presentado una grabación, con esto los alumnos
podrían haber notado el tono de voz y las distintas modulaciones.
En este punto tuve algunos errores de pronunciación.
Obviamente en el momento que desarrollaba mi clase no lo pude notar, quizá por
los nervios que invadían mi cuerpo, sin embargo, al terminar la clase mi
maestro acompañante lo resaltó, y más tarde pude escucharlo en el video que se
tomó. He aquí una de las importancias de grabar las sesiones, ya que se pueden
encontrar errores que no se pudieron percibir de manera inmediata.
Cuando concluí la conversación pasé a realizar la siguiente
actividad, perteneciente al llamado reflective
observation. Este consistió en pedirles a varios alumnos que leyeran
ciertas frases resaltadas en negro, las cuales se encontraban dentro de la
conversación. Al principio estaba un poco insegura, pues creí que los alumnos
se negarían a participar, sin embargo, no fue así. Con esto me di cuenta que el
tipo de alumnos pertenecientes a ese salón, no les da pena hablar inglés aunque
la pronunciación no sea la mejor. Esto me ofrece la pauta para poder realizar
en algún momento dado, más actividades de tipo oral.
Después de que un alumno leía los enunciados resaltados, me
daba prisa para comenzar a explicarlos. Tomaba fichas que contenían una palabra
diferente, todas con distintos colores, y comenzaba a pegarlas en el pizarrón
leyendo en voz alta cada palabra que formaba la oración; /I/ /AM/ FROM/
MEXICO/. Inmediatamente y sin que yo lo pidiera los alumnos comenzaban a
repetir conmigo. Está dinámica la hice con todas las frases. Sin embargo, olvidé anunciar que todos tomaran
nota en sus cuadernos sobre lo que se explicaba. Sé que muchos lo hicieron pues
veía que escribían, no obstante no me pude cerciorar si la totalidad de los
estudiantes lo hicieron. En esta fase de la clase me podía dar cuenta de que todos
los alumnos prestaban atención y permanecían en silencio, días después con
ayuda del video grabado lo pude confirmar. Así que con seguridad puedo afirmar
que el clasroom managment se
encausaba de manera positiva.
El próximo trayecto por el que mi clase debería atravesar
era abstract conceptualitation. Este
comenzó de la siguiente manera: llamé a un alumno para que pasará al pizarrón,
le expliqué que debería poner en orden una oración previamente pegada. Cuando
terminó de acomodarla en el orden correcto, pregunté en general si estaba bien
o no. Si la respuesta era negativa, quién lo decía pasaba al frente a
corregirlo. En esta etapa de la clase todo marchaba de manera activa y estaba
comenzando a disfrutarlo bastante.
No obstante, cometí
un error que ya no corregí. A los alumnos que participaban les daba un pequeño
regalo, así que al final no estuve satisfecha con mi trabajo, ya que sospeché
que todos habían contribuido por el hecho de querer obtener el premio. Este
punto no sólo yo lo percibí, puesto que en las observaciones de mis profesores
acompañante y titula lo pude leer.
–Maestro titular- los premios
hicieron una buena participación pero deben manejarse con más discreción. Aun
así todas las participaciones eran acertadas y eso me llenó de alegría, pues
estaba observando que lo explicado si se comprendía.
Al finalizar este ejercicio, podía percatarme como mis
estudiantes pedían más, y yo estaba ansiosa por pasar a la siguiente actividad.
Así que llamé a tres alumnos para que se acercaran al pizarrón, les expliqué
que deberían rascar una tarjeta. Para no tener tiempo muerto, llamé a los
jóvenes que días antes había notado eran los lideres del salón por tener una
conducta disruptiva, los cuales la mayor parte del tiempo sólo platicaban.
Enseguida vinieron hacía a mi, les pedí que entregaran una tarjeta a todos sus
compañeros.
Cuando ambas partes finalizaron expliqué de qué manera
harían una oración utilizando las palabras que descubrirían en sus tarjetas.
Para que ellos lo terminaran de comprender, escribí un ejemplo en el pizarrón.
Ahora bien, aquí encontré una falla que noté desde el principio y no hice nada
para mejorarlo; casi la totalidad del pizarrón estaba cubierto de material
didáctico, por lo que sólo tuve un pequeño espacio para escribir, ¿qué sucedió
con esto?, la letra no era lo suficientemente grande y, el ejemplo no estaba
escrito con claridad.
Con esta actividad el classroom
managment seguía bajo control y para mantenerlo así y, además darme cuenta
si las instrucciones se habían entendido, decidí caminar entre las filas y
observar como trabajaban todos. Entretanto podía escuchar cómo algunos alumnos
decían; no manches que chidas tarjetas,
¿cómo se le ocurrieron?, ya sé wey, mejor que se quede ella como maestra. “Un
buen maestro es aquel que explica los contenidos de su materia de forma en que
ellos entiendan. Un buen maestro hace su clase “amena y despierta” el interés
de sus alumnos por aprender, aunque de entrada la materia por si misma no les
resulte atractiva” (Santos del Real,
1999). Estos comentarios me motivaron aún más, y no podía disimular la sutil
sonrisa que atravesaba mi rostro.
Cuando el tiempo de escribir la oración terminó, pedí que
algunos alumnos las leyeran en voz alta. La mayoría quería participar, sin
embargo, lo hacían de manera ordenada y respetaban el turno de quien comenzaba
a hablar. Con esta actividad escuché cómo se había comprendido lo ejemplificado
en los pasos anteriores. Puedo decir que
el clímax de la clase se logró con esta etapa, ya que la mayoría de los alumnos
participaban activamente, lucían emocionados y yo disfrutaba bastante, como
fluía la dinámica. –Maestro acompañante- “student gives confidence and generate
a correct enviorement in the classroom". Realmente fui capaz de percibir un
ambiente de confianza y respeto.
La última fase de la clase se transfiguró en todo un reto.
Primeramente porque la inicié muy presionada por el tiempo, ya que al inicio era
una clase contemplada de cincuenta minutos, pero por razones administrativas se
redujo a sólo cuarenta, el final de esto
fue que me faltó tiempo para completar el producto final. Todo inició así:
Expliqué que en parejas y utilizando las palabras de sus
tarjetas deberían escribir una conversación parecida a la que les había
entregado al inicio de la clase. Ahora bien, en esta parte hubo muchos errores,
el primero; los alumnos no comprendían que era work in pairs, por lo que perdí tiempo explicándolo, después de
esto, para captar si se había comprendido la actividad, comencé ha andar entre
las filas, pero mi sorpresa no fue muy agradable; -no todos habían interpretado
de manera correcta mis instrucciones-. Algunos leían en voz alta el diálogo que
les había dado, otros más hacían oraciones utilizando el vocabulario de otros
compañeros, y otra parte de ellos trabajaban de manera individual, haciendo un
diálogo con las oraciones que habían hecho en la actividad oración.
¿Qué puedo reflexionar sobre esta etapa?, primeramente el
pedirles que hicieran un texto parecido al que les presenté, fue un poco
complicado ya que el modelo que expuse tenía mucha información paja, algo que
ellos no necesitaban, además, como mi maestra tutora lo observó, debí haber
modelado las instrucciones y confirmarlas con los alumnos. Esto es algo que
jamás debo pasar por alto, pues así lograré saber si las indicaciones son
comprendidas o no. Además en este punto el manejo del grupo se salió de control;
había mucho ruido, yo trataba de explicar las instrucciones de manera
individual a quienes notaba lo hacían incorrecto. ¿Qué debí haber hecho en este momento?,
detener la actividad y explicarla nuevamente, no obstante, al darme cuenta que
el tiempo se terminaba decidí continuar con la misma dinámica. ¿Cuál fue el
resultado?, el desenlace fue obvio; no obtuve el producto final de la clase.
Al concluir estaba muy contenta con lo que había logrado,
pues realmente había gozado compartir tiempo con mis estudiantes, sin embargo,
cuando comencé a ver mis rúbricas de evaluación, el video, y regresé mi cinta
mental, me pude dar cuenta que cometí muchos errores, los cuales en las
próximas sesiones que lleve a cabo deben ser corregido completamente. Ahora he
experimentado como una instrucción no comprendida lleva rápidamente a la
confusión, y esto al caos. –alumnos que hablan, preguntan qué hacer, y otros
que sólo están sentados sin llevar a cabo ninguna actividad-. Esto me lleva a
una resolución clara; el manejo del grupo se ve alterado, la situación se salé
de control y el propósito final de dicha actividad no se concluye de manera
satisfactoria.
Sólo puedo decir que la experiencia que me dejó esta primera
clase, ayudará a llevar a cabo una labor mejor en las próximas jornadas. Sé que
esto es el inicio de un enorme trayecto, que portará consigo puntos positivos y
negativos, sin embargo, algunas veces prefiero pensar que todos esos errores
son piedras del camino, podemos tomarlas, destaparlas y tomar de su interior
todo aquello que nos ayude para mejorar en nuestro proceso de docentes. Más que
obstáculos son peldaños que nos aseguran en alguna parte de nuestra carrera el
éxito premeditado.
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