EN EL CAMINO

El día llegó, me presenté en la secundaria, todo marchaba bien; primero acudir con las autoridades correspondientes y después conocer a la maestra de inglés, la cual me asignaría un tema para mi primera clase. Afuera de sala de maestros, esperé para que me atendiera, después de unos cuantos minutos, ella salió y se presentó, su nombre era Alicia y lucía muy diferente a lo que hubiera podido imaginar. Ese rostro marcado por los años, expresó vitalidad, fuerza y un gran carácter. La subdirectora me lo había advertido; Fanny ten cuidado ella es muy especial en su trabajo. Cuando vi su rostro y su voz dura, pero con un tono de suavidad no me quedó la menor duda, estaba embarcada en una gran experiencia. 

Tuve la oportunidad de observar una de sus clases, después la acompañé y platicamos por varios minutos, ella me dijo que debería tomar nota de todas sus sugerencias, que debería llevar un buen control de clase para no echar a perder la dinámica de sus alumnos y, que siempre debería tomarla en cuenta y pedirle permiso para hacer cualquier actividad. Además de esto no tardó en puntualizar que en mi primer clase iba a cometer muchos errores, pues estando en tercer semestre no tenía mucho conocimiento sobre docencia – te haré saber todos tus errores, yo soy muy dura, pero no te preocupes que si necesitas algo en clase, estaré ahí para tu rescate-. 

Con infinitas ideas volando sobre mi cabeza, me despedí y fui a observar a mis futuros alumnos del 1c. Cuando llegué al aula puede observar que el espacio no era muy amplio, pues en él se encontraban 40 alumnos y muy poco espacio quedaba para caminar entre cada fila o para hacer dinámicas que implicarán movimientos dentro de toda el aula. Además de esto, estando sentada en el fondo del salón, me percaté de que siempre los alumnos que se sentaban en las últimas filas eran los que se distraían fácilmente y a los que la maestra muy poco les prestaba atención. 

Después de analizar esto comencé a prestar más atención a la maestra de inglés, tomaba nota apresuradamente a cada detalle que me llamaba la atención y, seguía ágilmente con la mirada cada movimiento que utilizaba para hacerse entender por los alumnos. En todo momento la titular habló inglés, por lo que esto será una regla de oro que jamás debo romper. También pude observar como hacía uso de la repetición de vocabulario para que los alumnos no lo olvidaran, llevándose esto a cabo sin ningún tipo de apoyo visual. Ahora bien, la maestra implementó una actividad dinámica en la que todos los alumnos participaban, por lo que pensando en la realización de mi plan será algo no dejaré pasar por alto. 

Cuando veía todo lo que estaba sucediendo a mi alrededor, pendiente de no dejar pasar algún detalle importante, me di cuenta que los alumnos en general son muy participativos y enérgicos, sin embargo, si no se logra captar y mantener su interés es muy fácil que se distraigan y comiencen a realizar otras actividades. Por ejemplo, varios de los estudiantes empezaron a dibujar en sus cuadernos, lanzarse notas unos a otros, y algunos más sólo miraban por las ventanas; -su cuerpo estaba presente pero estoy segura que su mente estaba mil metros fuera del aula-. 

Analizando dichas características que presentó el grupo, me sentí algo preocupada puesto que pensar que podría perder su atención y participación me hacia sentir ansiosa, no obstante, esto me da la pauta necesaria para prestar mucha cuidado en las filas donde la atención se disipa y,  sobre todo tratar de introducir a los alumnos que en todas las clases parecen distraídos y desinteresados en el trabajo que se realiza en el aula. Además en mi planeación debo aplicar actividades diferentes, dinámicas y que capten su interés. Ahora bien si llego a observar que  alguno de ellos comienza a perder el interés, debo ser ágil y encausarlo al trabajo de grupo una vez más, esto para evitar que el desinterés y apatía se comience a esparcir en el resto del aula. 

Finalmente echando un vistazo en las condiciones físicas que se encontraba el aula y en general toda la escuela,  advertí que el salón de clases  tiene el espacio medido para un promedio de 40 alumnos, por lo que resulta difícil hacer actividades que impliquen movimiento, como mover butacas y hacer equipos, existen dos contactos de luz, uno de ellos no funciona. No hay otro tipo de recurso tecnológico dentro del salón. La escuela cuenta con un taller que tiene un cañón proyector  para todos los alumnos. La biblioteca tiene un espacio reducido donde probablemente solo puedan entrar 20 alumnos. 

Después de esto, se pudiera pensar que mis posibilidades para desarrollar una clase atractiva se podrían ver afectadas, sin embargo, he pensado en estrategias para que esto no imposibilite una acción exitosa. Por ejemplo: Toda la clase se llevará a cabo dentro del aula. El trabajo en equipo se dificultará, así que si lo necesito llevar a cabo será en parejas sin que estas se muevan de su lugar, o también puede ser otra opción el trabajar por filas, donde yo guíe el trabajo para que los alumnos no se paren de su lugar y todos participen. 

La opción de trabajar por filas, puede realizarse cuando se necesite hacer algún tipo de juego. Por el momento no tomo en cuenta otra área de la escuela para llevar a cabo la clase, ya que si quisiera proyectar algún tipo de video, el traslado al aula de medios implicaría perder tiempo en organizar a los estudiantes y como aún no tengo suficiente conocimiento respecto a su comportamiento disciplinario esto podría ser contraproducente.

Cuando iba de regreso a casa no dejaba de pensar en la nueva aventura que se me presentará en algunos días, pensaba como todos esos estudiantes que estuve observando son muy inteligentes y están sedientos de atención. Constantemente lanzaban preguntas al profesor, participaban y la mayor parte del tiempo prestaba atención a todo lo que se les indicaba hacer. Por lo que el día tres de octubre, daré lo mejor de mi, para ofrecer clases de calidad. Clases que ellos merecen recibir.